Relatos del Barrio Estación "La estación más hermosa"
Fuente: 1er Libro Relatos Barrio estación - Por Nelson Valdés. Los Conquistadores, Barrio Estación. - Libro publicado con la ayuda de los profesionales de Servicio País
Cuando llegué a trabajar a ferrocarriles empecé como jornal. Entré el 1 de septiembre de 1959. Pasé por varios puestos y terminé como jefe de estación en Quella. Trabajé durante 16 años. De esa época recuerdo en particular mi último periodo. Me marcó hasta el día de hoy, viví muchas emociones.
En 1974 ferrocarriles organizó un concurso interno entre sus trabajadores, el cual consistió en hermosear las estaciones de trenes. En ese momento yo vivía y trabajaba en Quella, estaba junto a mi señora Adriana y dos hijos chicos.
Era una gran campaña, yo me encargué de hacerla. Había que gestionar todo, partiendo por los recursos. Junto a la comunidad de Quella empezamos a elaborar un montón de actividades con el fin de obtener dineros que permitieran hermosear nuestra estación, la cual estaba muy deteriorada; no tenía luz, ocupábamos chonchón a petróleo, la mayoría de las maderas estaban podridas, no teníamos agua potable. Les expliqué que de no repararse, la estación se cerraría.
Pedimos cooperación a toda la gente. Surgió la idea de hacer carreras a la chilena. En esa actividad vendimos mote, empanadas, de todo. También hicimos bailes, se vendió ponche de culén, rosquitas. Con esas acciones a parte de pasarlo bien, logramos juntar un fondo, el que se usó para financiar a un contratista, que se hizo cargo de la obra.
Trajo a mucha gente, harta mano de obra. En un mes se hizo el trabajo. Le pusimos luz eléctrica, la pintamos, cambiamos las bancas, quedó muy bonita.
El jurado vino a revisar el hermoseamiento, estaba compuesto por todas las jefaturas de ferrocarriles: de sección, de personal, de departamento. Al poco tiempo me llamaron para notificarme que había sido el ganador. Saqué el Primer Premio de la III zona. En el concurso participaron cerca de 40 estaciones, y yo obtuve el primer lugar.
Se hizo una ceremonia en Concepción, hubo champaña, abrazos, felicitaciones y como premio, me obsequiaron un cóndor de bronce de 7 kilos 800 gramos. El jefe de personal, Jorge Huerta, me hizo entrega de él. Se rompieron las patitas del cóndor con el último terremoto (2010), pero aún lo tengo.
El 18 de noviembre de 1975, un año después de la premiación, me llegó un telegrama que conservo hasta el día de hoy. En él se me notificó el cese de mis servicios. Fue un golpe duro, me dolió mucho. Fue muy informal.
Partí a Concepción a conversar con el jefe de personal, Jorge Huerta, el mismo que me entregó el premio. Yo trabajé con él, fui su ayudante, teníamos mucho vínculo, quizás por eso me afectó tanto.
Le pregunté si el premio que me habían dado era porque sabían que me iban a despedir, me dijo que no, que eran órdenes de arriba, que no me preocupara, que tendría derecho a desahucio, jubilación, etc. Fue un momento complicado, tenía dos hijos pequeños y una señora que cuidar. Trabajé durante 16 años, en ferrocarriles dejé mi juventud.
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